sábado, 2 de julio de 2016

Dispuesta a todo


No recuerdo el primer camino, nuestro primer cruce; ya sabes que nuestra historia se basa en caminos, en vueltas de casa del instituto... pero hay uno, cercano al último; que recuerdo perfectamente. Yo lo llamo "el primer contacto"; curioso teniendo en cuenta que no fue el primero; y es que esos dos besos típicos de un saludo, se convirtieron en un agarrón de cintura y un tirón de mejilla.
Si conmienzo siendo sincera, me da igual lo que peguemos, lo estúpido que estés los domingos mientras te vea cada sábado, o los celos por cada rubia tonta.
Desde el primer momento que hable contigo, supe que eras una buena persona, y por eso decidí hacerte el mejor regalo que tengo: mi corazón. Porque aunque no es lo mas maravilloso del mundo, no necesito que me entregues el tuyo a cambio, estoy dispuesta incluso, a que lo rompas en mil pedazos, solo por verte la cara y ver que sonríes y eres feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario