miércoles, 14 de junio de 2017

El amor no entiende de especies


Si no me escondo tras la persiana de la ventana, puedo observar el jardín que no existe. Puedo ver varias flores, pero observe una rosa con diferentes matices. Entonces la invite a subir a casa, para que con la brisa pintara mi cuerpo de colores. Tuve el valor de decirle te amo. Tuve la suerte de escucharlo de vuelta. La rosa nunca soñó con un señor tierno y humano, pero le prometí que junto a mi tendría todos los pigmentos del arcoíris. Entonces desperté en la cama y suspire. Volvería a soñar con ella, porque estaba a mi lado.

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